martes, 17 de julio de 2007

LA GENERACIÓN DE IDEAS

La creatividad, como capacidad de creación o facultad de crear, en el sentido de establecer, fundar, introducir por vez primera algo o hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado, está en la esencia del ser humano.
La historia de la raza humana es resultado de los cambios que, mediante el impulso de la creatividad, se están desde siempre introduciendo en la vida de los hombres.
Desde que la chispa de la inteligencia iluminó a los primeros hombres, el fuego de la creación, el impulso de la creatividad abrasa a los miembros de la raza e impulsa la continuada búsqueda de un ir, esté donde se esté, siempre más allá, en una carrera sin final.
Por ello, pretender hacer a las personas ser creativas es labor, además de innecesaria, absolutamente imposible. No es necesario adquirir lo que ya se tiene, y todos los seres humanos tienen capacidades para sentir, pensar, intuir o soñar y, es realidad que cuanto un hombre es capaz de pensar puede llegar a ser realidad.
En este contexto, vemos las técnicas de creatividad o las herramientas para generar ideas, como pequeñas llaves, fruto de la creatividad de otros hombres, que, de una en una o varias juntas, abren en el pensamiento primero chispas y luego corrientes de ideas, percepciones, intuiciones o sentimientos que ya están vivos y latentes en el interior, no solo en el cerebro sino en el cuerpo todo del ser humano.
Las técnicas para la generación de ideas son herramientas para atravesar las barreras a la creatividad, las puertas que el hombre social ha tenido que ir poniendo y cerrando para generar a su alrededor espacios tranquilos, de aparente estabilidad, en los que vivir ratitos de paz antes de seguir corriendo hacia el desconocido e incierto más allá.
La propia sencillez y eficiencia de las técnicas de generación de ideas, lo rápido que consiguen dejar atrás las barreras a la creatividad desde el momento mismo y antes de empezar a usarlas, es acaso la muestra más clara del inmenso caudal de creatividad que atesora el ser humano y de la fuerza con que surge al exterior cuando se meten en las cerraduras que las guardan las llaves que facilitan la apertura.
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